Durante el confinamiento,en 2020, comencé a probar los zooms para danza,y armé una propuesta para compartir que llamé Baile y escucha.
Desde entonces ese espacio virtual se va nutriendo,con sus pausas y a su ritmo,sostenido por seres de todas partes que le van tomando el gusto y crean su propia ventana en el día a día para volver al cuerpo,para honrar su sentir ,respirandolo,experimentando las posibilidades creativas de sus cuerpos.